lunes, 30 de agosto de 2010


Con la destreza de los que siempre dicen nunca, os voy a relatar una historia que empieza hace tres veranos. La resurrección del místico animal. Resulta que nuestro protagonista estaba harto de limpiar vidrios y pintar carteles, actividades nobles pero mal remuneradas, y fué entonces que decidió renunciar a sus dueños, ya que hasta ese momento había actuado como que su vida no fuera suya y el decía patéticamente " dueños" a sus " patrones". Como fuera, optó por dedicarse a la vida de poeta maldito. Resultó ser un maldito poeta, tan maldito que ni el diablo lo reconoció. Y en que constaba su nuevo oficio? Constaba en hacerle lugar a lo que sentía y pensaba, algo que venía mal practicando desde hace muchos años, pero debido a los límites del miedo eran más abarcativos que los del valor, pospuso año a año su viaje hacia el abismo del deseo. El hecho aque impactó a nuestro protagonista y lo provocó a despertar de su letargo mental, justamente hace tres veranos, fué que paseando por las calles vió a un bello perro, triste y miedoso, sujeto a una correa que a su vez no estaba atada fuertemente a ningún lugar. No pudo menos que apiadarse del pobre animal amansado y se sentó a acariciarlo.

- cómo te llamás? - le preguntó al pichicho, que acostado levantó pesadamente la cabeza

- me llamo Cobarde - contesta afligido

- Cobarde!!! que nombre! y sabes que significa " Cobarde" ?

- mi dueño me dijo que significa algo así como " Vigoroso"...

-Pues no querido amigo, cobarde es alguien falto de valor. Lamento informarte que tu dueño te tomó el pelo. Y te informo que no estás atado a ningún lugar imposible de zafar, sólo tu correa está ridiculamente tomada a una estaca pequeña...si quieres probar tu libertad, sólo tira suavemente de la correa y verás como caminas por las calles por las tuyas, sin esperar nada de nadie y todo dependerá de tí...

El bello y triste animalito pareció no entender y se acostó a dormir, dándole la espalda a nuestro protagonista que no pudiendo creer lo que veía, insistió pero no logró la reacción del perro.

Demás está decir que el picho siguió atado a la nada y nuestro protagonista sacó sus tempranas conclusiones, suponiendo correctamente que las cosas que se le estaban presentando frente a sus ojos eran inspiradoras para si mismo. Lo que queda de esta historia todavía se está viviendo y entonces esperaremos otro capítulo para contarlas. Pero a no desanimar; ruidos de pasos en el piso de arriba, la heladera ruge por cuarta vez en una hora. Las calles afuera están llenas de vacío. Y me digo : Cuántas preguntas sin responder me voy a llevar a la cama esta noche? Quizá, al menos, una canción para los que alguna vez caminamos dormidos. Místico animal dixit.


Gracias Juan B. por esto y por lo otro.


Tocamos este viernes, vengase! Si no es ahora cuándo?
Gracias los chicos de Al borde del tiempo. Amigos.


1 comentario:

  1. y al menos a mi me sucede
    que cada tanto camino dormido
    creyendo que estoy despierto

    abrazo broder

    ResponderEliminar